martes, 25 de octubre de 2011

Personas de las que me he enamorado II.

A los dos dias de haberme enamorado de mi mama salvadoreña, mama rosa emilia, vivi uno de los dias mas bonitos que recuerdo de toda la ruta.
no fue necesario hacer nada extraordinario para que fuera un dia tan genial. simplemente disfrute de la gente.
me fascino la gente. me impresiono mucho ver como vivian, pero me impresiono mucho mas verlos en sus casas, o en la calle, inmaculados, con una enorme sonrisa y toda la hospitalidad del mundo toda junta, compacta, dentro de cada uno de ellos.
son gente muy bella y que hacen totalmente inevitable conocerlos, incluso verlos, y no quererlos..

con este panorama y conociendome algo, por poco que sea, os podreis hacer una pequeña idea de lo que fue aterrizar aqui:



me encantaba la idea de visitar a niños en una guarderia, pero a la vez me daba mucho miedo y mucho respeto.
entre caminando muy despacio, observando lo que pasaba a mi alrededor, y decidi, bastante abrumada por la situacion, sentarme fuera, en el "patio", junto a unos niños que estaban jugando con unos muñequitos terrorificos de plastico (eran terrorificos porque les faltaban cabezas, piernas..), me sonrieron, les sonrei, y los salude muy timidamente. nada mas.
reconozco que en ese momento no me salia la voz del cuerpo.
los niños se fueron corriendo para jugar con algunos compañeros ruteros, y yo alli me quede, sola, "cagada" y sin hacer nada al respecto..
hasta que aparecio una niña perfectamente uniformada , con unos zapatos espejo, un lacito rojo agarrandole el pelo con el mismo peinado que mi madre me peinaba para ir al cole, unos grandes ojos con unas pestañas increibles, y unos dientes de ratoncito que me enamoraron nada mas verlos.
estaba comiendose una pupusa rellena de carne. mordisquito a mordisquito.
ella tampoco hablaba con nadie. no hacia otra cosa que no fuera morder la pupusa y observar el panorama.
supongo que nos sentimos comodas la una con la otra inmediatamente. empezamos a hablar de cosas insustanciales, y lo cierto es que no lo dejamos de hacer hasta que nos despedimos.
como tampoco pudimos dejar de estar juntas.
tambien me enseño donde dormia la siesta, cuales eran sus juguetes favoritos, me presento a su mejor amigo, y no quiso que la bajara del cuello hasta que no me fui.
Yoana  "me salvo" del atodallero angustiante por el que estaba pasando, y creo que ambas, juntas, lo pasamos muy bien durante el rato que duro nuestra visita..


ha sido un verdadero placer haberla conocido.. y que ese dia, en ese momento, decidiera sentarse a mi lado, aun mas,
xxx